Exploté y te regañé frente a varias personas, cosa que no había hecho nuuuuuuuunca.

Uffffff acabo de explotar y te regañé frente a personas, cosa que no había hecho nunca contigo (creo que cuando nos sentimos observados el sentimiento de culpa es más fuerte). Conté por mucho tiempo con la paciencia necesaria en estos momento para no explotar, pero tengo un límite.

Ayer en la tarde salimos a jugar al campo y quisiste hacer un Parkour, atravesando agua, donde terminaste pegándote en la rodilla con una piedra, ¡si! el golpe estuvo fuerte más no la herida.  Ha sido tal el llanto, el grito, que después de media hora te dije: “Corazón, si estuvo fuerte el golpe, ya lloraste, ya gritaste, creo que ya puedes respirar y calmarte” no mamá no puedoooooooooooo!!!!!!... seguía el llanto, el grito y el llanto a todo lo que da.

He sido muy amorosa con este tema pero ayer pensé: “Basta, creo que es demasiado”, y se incrementó aún más este pensamiento cuando te llevé a una clase por la tarde, te dejé y minutos después me llamaron de la enfermería para decirme que estabas herido y cojeando. En segundos se prendió el monstruo rojo que vive en mi y regresé enseguida a decirte, ya enojada, que te fueras a tu clase.

Me siento mal de haberte regañado, cuando en realidad no tendría porque sentirme culpable. A veces se puede ser amorosa y consciente, a veces no y no está mal. Pero estamos tanto en el “tengo que hacerlo bien” que a veces nos olvidamos de los límites y de que también equivocarse está bien.

Así que respiro, me abrazo y me perdono porque no, no soy mala mamá y tampoco soy perfecta. Soy ser humano y estoy aprendiendo a ser mamá consciente.